Capítulo 4º «EL JEFE CONOCE A HAMAL»

Amanece el nuevo día. Tras el desayuno, Yá-Xué acude a su entrenamiento diario. Hoy se ha propuesto hacerlo mejor que nunca. Quiere tener contento a su padre. A continuación se dirige a las cuadras a por Yong-Kanc. A sus espaldas alguien dice :

-¿ A donde vas Dusinka ?

Es su padre. Dusinka, en el idioma de su fallecida esposa, significa «alma mía». Él llamaba así a su mujer y ahora a Yá-Xué, pues el nombre de su hija que significa «niña de las nieves» fue idea de su madre, pero él prefiere- por motivos sentimentales que nunca revelaría a nadie- llamarla Dusinka.

-Voy a pasear con Yong-Kan. padre- dice Yá-Xué.

-Hoy te acompañaré en tu paseo-dice el padre.

Yá-Xué sonríe a su padre. Se siente algo contrariada, pero la compañía de su padre siempre es grata para ella. Ambos montan sus caballos y salen de las cuadras contentos. El padre lleva algo de comida en sus alforjas. Al principio van al trote, pero, pasados unos minutos se lanzan a galopar en una especie de carrera entre padre e hija. Se acercan al rio y descabalgan. Se sientan en las rocas y el padre le ofrece una torta de arroz. Ambos comen con apetito las deliciosas tortas cocinadas por la nodriza.

Es primavera y en la estepa el clima se ha suavizado bastante. El valle se ha cubierto de flores. El rio baja caudaloso debido al deshielo, formando saltos y cascadas a su paso que enriquecen el paisaje y son un regalo para los sentidos. La temperatura es muy agradable. El aire fresco y limpio de la estepa hacen llevadero el calor del Sol. El padre y la hija están disfrutando de su paseo. Permanecen sentados cerca del lugar en que Yá-Xué y Hamal se vieron el día anterior. De pronto suena un gong y ambos se sobresaltan por la proximidad del sonido. El padre se incorpora y mira a todos lados, pero no divisa ningún monasterio varias millas a la redonda. Se vuelve a sentar y le dice a su hija que ese efecto sonoro debe ser cosa de los montes.

En las cercanías ven a un pastor que apacienta un rebaño de ovejas, pero que permanece indiferente, como si no se hubiese dado cuenta de que ellos están allí. El padre de Yá-Xué se le acerca y le pregunta si sabe de que lugar proviene el sonido del gong. El joven dice no tener ni idea. El jefe le invita a compartir el almuerzo con él y su hija. El joven se sienta con ellos y acepta una de las tortas de arroz y un trago de sorgo. A continuación, el joven pastor saca de su zurrón un queso de oveja y se lo da a probar al jefe y a la muchacha. El jefe queda encantado con el trato de Hamal y le invita a su poblado para que los visite cuando quiera. Yá-Xué piensa que su padre ignora que Hamal y ella se conocen. El joven  ni la ha mirado mientras habla con su padre…, y ella piensa que no le interesa para nada.

Ya en el ger, su padre toma asiento junto a ella mientras las mujeres les sirven la comida. Hablan de mil cosas, pero ni una sola mención a su encuentro con Hamal. El padre parece muy contento, incluso le gasta bromas a su hija durante la comida.

Nada ha cambiado en la vida de Yá-Xué. Todos los días, después del entrenamiento va al rio a bañarse con la nodriza y alguna joven del poblado. Más tarde lleva a su caballo a pasear junto al rio. El jefe está enterado de sus paseos, pero disimula…En el fondo el jefe es un romántico. De sobra sabe quién  es Hamal. Sabe que es hijo de un pariente lejano que abandonó el campamento hace muchos años para irse a vivir a casa de los padres de su mujer, no muy lejos de allí. El padre de Yá-Xué recuerda con afecto al padre de Hamal de cuando, siendo niños, jugaban juntos y eran buenos amigos. Por otro lado, él siempre sabe donde y con quién anda su hija, pero no le dice nada. Le resulta gracioso que la niña crea que nadie la vigila y actúe con libertad. Él confía plenamente en su hija.

 

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